1 jun 2010

MANUELA SUSPIROS Y CUATRO MANERAS DE ESPANTAR A UN POSIBLE LIGUE

A Manuela Suspiros le falta el aire de reirse de algunos intentos de acercamiento del denominado "macho alpha". Aquí tenemos cuatro.

La primera de ellas se remonta a unos años atrás.

Manuela Suspiros y su amiga La Glamour se inventaron un gesto al que denominaron "rescate", para cuando no pudieran salir de una situación incómoda con algún maromo intentando dar la brasa. Simplemente con ver a tu amiga hacerlo, se disparan todas las alarmas y debes ir a salvarla de inmediato, no hay excusa.

No vamos a comentar en qué consiste dicho gesto, pues hay chicos leyendo estas líneas y no es cuestión de desvelar el misterio. Bueno, les daremos una pista a los varones, es algo de la cara que se toca con los dedos, y hasta aquí puedo leer. Oye, no os enfadeís, que si lo hacen en el mus y en el póker, por que no nosotras.

Viernes noche, música española, pub de moda y una cervecita. Buen rollito y relax. A Manuela Suspiros y a su amiga La Glamour, se le acercan unos encantadores de serpientes nocturnos. Ya está liada, piensa La Suspiros, pero bueno, vamos a hablar con éste a ver si tiene algo de cerebro tras los músculos. Resultó ser un bombero que no paraba de hablar de sí mismo, y la verdad, de guapo nada. Pero como la belleza está en el interior, algo puede encontrarse. Cinco minutos le sobraron a Manuela Suspiros para darse cuenta que no lo soportaba más. Pero claro, no quería ser maleducada y recurrió a su amiga. Estaba en frente de ella, pero con la mirada perdida (seguramente aturdida por el encantamiento del otro pesado) y no se enteraba de la desesperación de Manuela Suspiros para que la rescatase.

Hasta seis veces hizo la llamada de socorro, y nada. Entonces, el bombero-encantador de serpientes le dice en tono altivo a Manuela Suspiros:
-Oye, ¿estás nerviosa?.
- No, ¿por qué?- se sorprendió ella.
- Es que te he visto hacer un gesto varias veces, y supongo que te pongo nerviosa. Eso solo puede significar dos cosas: o que tienes un tic o la más probable, que te gusto.

Manuela Suspiros se tuvo que tragar la carcajada que estaba a punto de escapársele, ni educación ni ostias, salió pitando de allí.
Su amiga La Glamour estaba en una situación parecida y ni vió la señal de S.O.S. Las dos se partían de risa cuando conseguieron salir del local sin ser vistas.

La segunda sucedió en una discoteca de moda muy fashion.

Lo siento chicos, no insistáis. No puedo hacer público el famoso "gesto de rescate", estaría traicionando a muchas féminas.

En esta ocasión, Manuela Suspiros y su amiga La Glamour fueron a ver cómo era por dentro una de las discotecas más "fashion" del momento, con dos plantas y mucha "gente guapa".

Subieron a la parte de arriba para cotillear todo, pero la verdad, la música era horrible, y la gente muy estirada. Y de repente notan una presencia detrás de ellas, que les toca el hombro para que se den cuenta de su existencia. Ante ellas un hombre, bueno más que hombre era un Hobbit, mucho más bajito que ellas (y desde luego que Manuela Suspiros no se caracteriza por su altura), con camiseta negra, y con la palabra "SELECTED" escrita en ella. Todo músculo concentrado en medio metro que empieza a bailar delante de ellas en un intento de provocar algo de admiración, agitando desesperadamente los brazos para marcar los pectorales. Manuela Suspiros mira para su amiga y mentalmente se dicen la una a la otra: "Este de qué va". Y se dan media vuelta. El Hobbit depilado vuelve a insistir, y le dan la espalda otra vez. No hizo falta señal de rescate, lo miraron de tal forma que se giró sobre sus pies (esta vez cogió la directa) y bailando con disimulo se perdió entre la multitud. ¿Pero quién se pensaba que era? ¿El "ESCOGIDO"? Manuela Suspiros siempre lo recordará como el "CHICO SELECTED". ¿Tendría las orejas puntiagudas y los pies peludos? Mejor ni saberlo...

La tercera sucedió en una boda.

La verdad es que es muy admirable la paciencia de algunos chicos ante los desplantes de las chicas, pero es ley de vida. Y algunos, gracias a esa insistencia, logran su objetivo (claro, que nunca se han encontrado con Manuela Suspiros).

Esto ocurrió en una boda, en la que los amigos del novio venían de Mallorca: ensaimadas, Mediterráneo y el veraneo de la Familia Real. Manuela Suspiros fue sin pareja, y cuando el baile llevaba algo más de una hora, se quería marchar. Le dolían los pies, se había puesto al día de los cotilleos y los novios eran felices, qué más podía esperar. Y cuando estaba a punto de marcharse, fue presa de un soltero de oro mallorquín. Se le acercó un elegante moreno con el pelo repeinado que hacía una pequeña onda hacia arriba a la altura del cuello (Manuela Suspiros huye de este tipo de hombres) y muy educadamente se le presenta con aires de superioridad y con un idioma que no entendía. Y no porque tuviera un acento mallorquín cerrado, sino porque se las daba de muy ilustrado. No tenían nada en común: a él le gustaba la ópera, a ella no. A ella le gustaba el baloncesto, a él no. Eran el día y la noche. Casi todo lo hablaba él, y Manuela Suspiros no sabía como huir de aquella situación. No tenía a su amiga La Glamour para que la salvara a la primera (bueno, conociéndola al séptima) llamada de socorro. Y todas las miradas de la boda se centraban en ellos ante la posibilidad de un nuevo romance. Ay, cuánto daño ha hecho el dicho de que de una boda sale otra boda.

Él pretendía que le enseñara su Reino al día siguiente, ella deseaba que viniese una alfombra voladora y la sacase de allí lo más rápido que pudiera soplar el viento. ¿Pero quién se creía este que era? La verdad, el chico era muy culto y educado hasta perder el sentido, y muy estirado. Pero Manuela Suspiros lo entendió todo cuando le dijo que era "Tenor". La verdad, nunca había ligado con alguien de tan alta alcurnia. Un tenor, y encima presumido. No dejó de hablar de su prodigiosa garganta, y como no podía ser de otra manera fue él quien había cantado en la Iglesia y puesto los pelos de punta más de uno. Bueno, todo hay que decirlo, cantó muy muy bien, e hizo que mucha gente llorara (pero claro, muchos lloran en las bodas).

Manuela Suspiros quería huir, y él insistía en que se quedase.
-¿Quieres una copa? -le decía el tenor.
- Es que no bebo, he traido el coche -intentando escaquearse.
- No te preocupes, dejas el coche, venga que te invito a una copa- insistía.
- Es una boda, las copas son gratis -no se le ocurrió mejor bordería a Manuela Suspiros.
- ¿Un zumito de naranja? - perseveraba estoicamente.
- Es que no me gusta la naranja - sonreía sin saber dónde meterse.
- ¿Un refresco tal vez? Te lo traigo - el tenor se estaba poniendo verde por momentos.
- Es que no bebo refrescos - Manuela Suspiros era consciente de su falta de tacto, pero no lo podía evitar.
- ¿Un agua, tal vez? -fue lo último que dijo.
- Es que no tengo sed.

Manuela Suspiros no se acuerda muy bien como salió de aquella incómoda situación, y a los cinco minutos se fue de la boda con una prima de la novia. Le contó lo que le había sucedido y se partió de risa. Ella había estado dos días ensayando con el estiradillo, ya que era la que tocaba el piano. Y de pedante para arriba, eso sí, buen chaval. Y siempre la interrumpía, y preparaba su garganta cantando: "La Primaveraaa, La Primaveraaa". Y la tenía harta. Menuda "Primavera" le podía haber dado a Manuela Suspiros.

La cuarta sucedió el Día de Canarias.

De verdad chicos, no lo puedo decir. Es una seña que no puede salir a la luz del público masculino.

En esta ocasión, Manuela Suspiros recurrió al "gesto rescate", pero no hizo falta. El individuo en cuestión captó en seguida que sobraba y se marchó.

Manuela Suspiros y su amiga La Glamour andaban por Las Canarias celebrando su gran día. Y todo eran festejos y cánticos populares. Mucha gente iba ataviada con el traje típico de su isla, y la alegría era desbordante (quizás en exceso).

Y como todo eran canciones populares, decidieron irse a un local de moda (ellas siempre están a la última) y cuando llegaron se encontraron con una de las bandas más conocidas del folclore isleño: La Banda de Agaete.

Pero vamos a ver, (pensó La Suspiros), ¿qué hace esta banda en un sitio así? Diez o más intensos minutos escuchando la misma canción. La gente saltaba como loca, y con un entusiamo que daba miedo. Manuela Suspiros quería escuchar a David Guetta, Lady Gaga o Madonna (ella es muy moderna), no a doce señores tocando la trompeta y los tambores.

Mientras duraba la pesadilla, una mezcla de tirolés y canario se les acerca intentando entablar conversación. La Glamour consigue pasar del elemento en cuestión, y entabla conversación con Manuela Suspiros.

-¿No te gusta esto? -se hacía el simpático.
- No, la verdad es que no, me aburre -Manuela Suspiros es antipática, pero sincera.
-¿No eres canaria, verdad? Se nota, porque si no te gustaría esto -hablaban más las copas que llevaba encima.
- No- mientras miraba al que podía ser en un futuro el doble del abuelo de Heidi.
- Seguro que eres del Norte, de Asturias, Santander o Bilbao- la miró con sus cuajados ojos de chicharrero.
- ¿Y? -y no se calla, pensó ella.
- Se te nota, porque eres muy fría.
-Sí, soy fría, ¿pasa algo? - fue lo que acertó a decir.

Mientras su mente le estaba transmitiendo "soy fría, déjame en paz, y vete a cuidar las cabras al monte".

Manuela Suspiros miró a su amiga y bromeó haciéndole el famoso gesto. La Glamour se iba a morir de risa mientras el tirolés daba media vuelta y se marchaba al otro lado. Había cogido la indirecta directa. Y entonces sonó el "I gotta feeling" de Black Eyed Peas, la pesadilla había terminado.

La verdad es que a veces los hombres lo tienen difícil, pero no desisten. Hay que encontrar un equilibrio, y no pasar el límite ni pasarse de listos. Y como son las mujeres las que tienen la última palabra siempre...

Después de esto no vayan a pensar que Manuela Suspiros es un bloque de hielo imposible de romper, si el chico en cuestión vale la pena y sabe derretir el hielo con su fuego, no le hace falta recurrir a ningún método maquiávelico y femenino de rescate. Pero esto es otra historia....




MANUELA SUSPIROS Y COMO LE REVENTARON EL FINAL DE "PERDIDOS"

A Manuela Suspiros le falta el aire cuando se acuerda del instante en que le reventaron el final de la serie "Perdidos".

Antes de seguir leyendo, si has sido un fanático de "Lost" y no has visto su final, por favor no sigas ojeando estas líneas. Claro que si eres un fiel seguidor es muy probable que no te hayas podido resistir a ver su polémico final. Y si nunca la has visto, te va a dar igual, o incluso te pueden entrar ganas de empezar a verla. El que avisa no es traidor, así es que tú mismo...

Durante casi seis años Manuela Suspiros ha seguido con gran devoción esta curiosa serie que empieza con el accidente aéreo del famoso vuelo 815 de Oceanic Airlines, que se dirigía desde Sidney a Los Angeles y que por motivos aún desconocidos se estrella en una Isla del Pacífico. Y es en este punto en donde comienzan las aventuras (o más bien desventuras) de los supervivientes, que se verán envueltos en misterios inentendibles que jamás se llegarán a revelar. Y es aquí donde el Doctor Shepherd, Sawyer o Kate unirán sus vidas para siempre con sus seguidores (dentro y fuera de la Isla).

Después de una larga y pésima sexta temporada en que los guionistas intentaron alargar lo que ya no tenía sentido, dieron carpetazo final a la serie con un doble capítulo. ¿Qué pasaría con esos personajes a los que tanto cariño tenía Manuela Suspiros después de vivir con ellos tantas peripecias? Habían sido envidiosos de poder, generosos de corazón, egoístas por principios, buenos, malos, en definitiva había sido humanos.

El final llegaba. Intriga y dolor de barriga. La madrugada de un domingo se emitía en Estados Unidos con media hora de diferencia en España, para dar tiempo a poner los subtítulos.

Claro que Manuela Suspiros tenía que ir el lunes a trabajar y no podía llegar ojerosa, el trabajo es lo más importante, y se fue a dormir. Y con la poca paciencia que le caracteriza, esperó a que estuviera en internet y se lo bajó (espero que nadie de la SGAE lea esto, además es una serie extranjera y Manuela Suspiros no piratea absolutamente nada).

Durante un par de días Manuela Suspiros estuvo ciega y sorda, no quería saber nada de la serie para que no le desvelasen el final. Ni vio la tele, ni leyó nada en la red, vamos, que practicamente se convirtió en una autista y le suplicó a su amiga lostie que no le dijera nada de nada.

Tras dos largos días de sufrimiento, consiguió tener un ratito para ella y sus perdidos. Iba a ser la última vez que escuchara a Sawyer decir: "You are a son of a bitch" (solo de pensarlo le entraban escalofríos). Apaga el teléfono fijo, silencia el móvil, una cervecita y unas patatitas para acompañar, el momento perfecto. Mando a distancia y "PLAY".

Pero, no funciona, esto es muy raro. Se ve la imagen y no los subtítulos. Así no se puede ver. ¿Qué diablos pasa?

Estuvo más de dos horas intentando averiguar qué sucedía. Nunca le había pasado eso, nunca, nunca. Y tenía que ser ahora, en el último capítulo de su serie favorita.... ¡¡¡Los puñeteros (admitido por la Real Academia de la Lengua) subtítulos nos se ajustaban a la imagen!!! Al final desistió, y se fue a dormir roja del cabreo que tenía. Lo volvió a intentar, pero al final Manuela Suspiros se llenó de mal humor.

Decidió que lo mejor sería verlo en español y en la cadena oficial al siguiente domingo. Tranquilita y en su sofá de color azul, y en lugar de una cervecita, un licor de mora para acompañar.
¿Aguantaría un par de días más sin escuchar nada sobre el final?
La semana había sido muy dura laboralmente, pues una fuerte tensión planetaria se instaló en el despacho del jefe, y menos cantar "sonrisas y lágrimas" sucedió de todo. Y lo que más le apetecía a Manuela Suspiros era estar en su casita, para recobrar las energías que le habían absorbido, pero tenía que asistir a una cena, un cumpleaños. Así es que se maquilló, se puso mona, se perfumó y salió con la mejor sonrisa que pudo.

La cena transcurría distendida y alegre, hasta que su amiga La Glamour comentó que por fin había visto el final. A lo que rápidamente y sin poder remediarlo, otra amiga (que no veía mucho la serie) suelta por aquella boquita: "Ay, pues yo he oído que se moría el doctor".

En ese momento, Manuela Suspiros sintió como de repente le caía un cubo de hielo encima. La Glamour, intentando remediar el desastre comenta: "Calla, calla, que La Suspiros no ha visto el final". Y le responde: "que sí, que se muere Jack, que lo he oído".

La Hidra de las Siete Cabezas se apoderó de Manuela Suspiros, y a punto estuvo de girar sobre sí misma. No podía ser, Jack no podía morir, Jack era Dios. Y Dios es inmortal. Intentó suspirar todo lo que pudo, pero le faltaba el aire por momentos. Creía que le daba una lipotimia. No daba crédito a lo que acababa de oir.
Pero como todo llega, también llegó el domingo y pudo ver su esperado final. Eso sí, cada vez que veía a Jack pensaba que sería la última vez. Sin embargo, el Doctor Shepherd (que curiosamente significa Pastor en inglés) los guió a todos hasta el final. Fue el primer y último perdido.

Manuela Suspiros disfrutó de su final, no un final de cuento, pero sí un final que la dejó contenta, después de haber estado casi hora y media llorando a moco tendido. Y siempre tendrá en su memoria esa última escena en que...

Era final de la serie para unos y el principio del mito para otros.

Manuela Suspiros simplemente quería hacer un pequeño homenaje a la serie desde su nube de color, y que como bien se dice en ella: "La vida está en la mente, es un punto en la eternidad. No hay principio ni hay fin, lo eterno es el ahora".